jueves, 2 de mayo de 2013

Los títulos no importan o quizá sí

Sabía que todo sería diferente a partir de ese día y ni siquiera tenía una razón para pensar en ello.

Se levantó y se dirigió a la cafetera, estaba vacía. Introdujo una taza con agua en el microondas y se preparó café instantáneo, era mejor que ni una gota de cafeína.

Se sentó en el sofá y su mamá le anunció que tenía que dirigirse hacía cierto local donde encontraría un sobre de instrucciones para ella y para así poder recoger un material en la plaza, se dio un baño y salió con sus audífonos decidida a regresar rápidamente a su casa, sin saber todo lo que le esperaba.

No desayunó nada y recordó eso hasta que había viajado por más de veinte minutos, esperaba que el café matutino le aguantara un poco para su larga mañana. Hizo los mandados correspondientes y se sentó en una mesa a disfrutar de una rica crepa de Nutella en unos de sus cafés favoritos, agradecía porque por fin habían abierto el lugar después de su larga restauración, mientras lo hacía divisó una silueta que le recordaba mucho a su gran amor, pero eso era totalmente imposible.

Se concentró en seguir comiendo su deliciosa crepa y probar el café amargo que tenía a su lado, calientito y con un vapor que se le concentró en los lentes que llevaba esa mañana, así que decidió guardarlos y seguir leyendo un poco aquél libro que llevaba en su bolso y otra vez lo vio

- ¿Ya no llevas lentes?
- ¿Qué haces aquí?
- No deberías contestar una pregunta con otro

La sonrisa que puso era para notarse en muchos kilómetros a la redonda, no podía ocultar que aún le amaba y no podía ocultar que deseaba que se sentara a su lado a compartir historias de todos esos meses  que llevaban sin verse.

- Puedo sentarme
- Por supuesto
- He leído tus historias, me gustó mucho una donde...
- No pienses que en esa historia hablo de nosotros ¿Eh?
- Ah, perdón. Pensé que sí.

Sonrió de nuevo y supo que él había deseado estar con ella desde hacía muchas mañanas. Continuaron hablando con la cautela de quien no conoce si lo que pisa es un suelo firme o una arena movediza y así siguieron hasta que él decidió pagar la cuenta del café y llevarla a conquistar el mundo como en días anteriores cuando ni la distancia ni el tiempo eran un impedimento para su coqueto amor...

- Aún te quiero
- Ya no deberíamos vernos ¿Sabes?
- ¿Lo dices en serio? Mira cuánto tiempo ha pasado y sigo sintiendo lo mismo que hace algunos meses...

Suspiró. Él también.

- No sé qué voy a hacer contigo.
- Ni yo. Pero lo más importante, no sé qué hacer con este amor.

Cuando tomó su mano ella supo que no quería volver a caminar de la mano con nadie más, se moría por estar en sus brazos y por vivir con él toda la vida, lo había sabido siempre pero había suprimido la idea por el hecho de que habían cosas que no les permitían estar juntos.

- Llévame contigo
- Vamos


(Continuará...)





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